viernes, enero 15, 2010

Pensamiento Optimista y matematicamente irónico del día

Caí en cuenta de que si los días que le restan a tu vida son negativos, el prospecto es sumamente positivo.

jueves, enero 14, 2010

Sobre la poca personalidad que me caracteriza

No se puede abordar científicamente el caso, porque se basa en un dogma, en un axioma irreal e inamovible y no hay "pero" que valga. Droscov Liesch podía elegir a gusto lo que iba a suceder. Así de simple y bonito. Si quería que fuese un día soleado, bastaba con pensarlo. Aun mas osado, podía desear que fuese el 15 de Julio y lo sería. O el 30 de Febrero o el 47 de Magnus. Su voluntad era realidad.
Droscov podía discutir los finales salados de un libro con el autor o cambiarlos a gusto. Odiseo nunca llegó a Itaca, se casó con Julieta y se dio muerte al verse como un anciano pretendiendo a Penélope. El único que sabia que así no debía ser era Droscov, para el resto, palabra santa.
Droscov nació ya adulto, de un suspiro, de un relámpago. Fue el hijo mimado de grandes pensadores, hermano de ciervos, padre de Mesias sin martirio. Droscov no necesitó aprender, porque ya sabía y fue poeta, novelista, dramaturgo y soldado inmortal. En sus debates políticos jamás trastabillo y, por unanimidad, alcanzó el cargo. Otras veces simplemente aparecía su libro en los mostradores de las librerías y él lo leía fascinado, sin conocer el final.
Había días en que no tenía el humor para soportar la fama y se volvía el hijo de un vecino, el portero de una torre de departamentos, el celador de una fabrica cerrada.
Un día, Droscov se llamó Bret, otro día Finch y luego Cronos. Pero siempre volvía a ser Droscov, porque le aburría tantos cambios.
Conoció el amor innumerable veces. Besó los mas distintos labios y sintió el placer en todas sus formas. Se enamoró y se aburrió, tuvo toda clase de aventuras amorosas en las que siempre salió airioso. Un día, le cayó tan bien la esposa que se había inventado que no quiso cambiarla mas y así probar lo que sería una constante.
Droscov y Letinia Liesch recorrieron el mundo, los veinte continentes, y ya cansados, decidieron vivir en el pueblo que Droscov creía recordar de niño.
Droscov fue alcalde y verdugo, cosechó maíz, crió vacas y tuvo un exitoso estanque de camellos.
Caminando por el pueblo, creyó ver a su padre y lo invitó a que viviese con Letinia y él y que le ayudase con los manzanos. Fue inmensamente feliz cuando supo que sus hijos tendrían un abuelo que les cuente historias. Quiso un bar donde embriagarse con sus amigos y fomentó con ellos una vida pacifica, humilde y solidaria.
Sus amigos, hijos y esposa estuvieron a su lado cuando su padre falleció y lo acompañaron en el júbilo de ver a sus hijos casarse.
Pronto Droscov estaba contándole a sus nietos fantásticas historias en donde su abuelo había sido un famoso escritor o un indio aguerrido.
Un día Odiseo volvió a Itaca y Julieta murió con su Romeo y nadie, salvo unos pocos, lloraron a Droscov. En su lapida escribieron "Vivió como quiso" y todo fue como debió ser.

lunes, enero 11, 2010

Fatalidades de fin de semana

El clochard que me decía Sören se murió de un golpe de calor, me cuenta la gente de la concesionaria y a mi me duele mucho la cabeza.

Encontronazo en el cuaderno de sueños

Porque para ser persona solo basta ser, sin mas, sufrir o reír o lo que sea, pero es inmediato, se es, lisa y llanamente. Y si su boca esta ladeada de dolor, el hígado estallándole en virutas que le desgarran el estómago, simplemente es. Eso es ser persona. Usted como persona se tiene que dar cuenta que no hay otro proceso de por medio entre ser y ... y que?, no? si simplemente nos queda ser y ya.

Pero al escribir, no solo tengo que doler como el personaje, tengo que ser el personaje y también ser su labio ladeado y las partes del hígado que le estallan en el estómago. Se me levanta otra instancia de existencia, algo como una cortina de agua que no me deja ver del todo a la persona, o bueno, lo que sea que va a ser. Y entonces nace en mi la necesidad de ver a la persona, y empiezo a nombrarla, y con nombrarla se borra la cortina de agua, se hace nítida su forma y fondo y ángulos y es, pero después de ser pensada y no es lo mismo. No se es lisa y llanamente, hay todo un trabajo de abstracción de mi, dejo de ser yo para permitir ser al otro, porque sin mi sin-mí, la cortina seguiría tan insondable como siempre. Y la ojeras que le oscurecen la vista no son instantáneas como cuando existen en una persona, que están ahí, uno las ve a la mañana y le pregunta al otro si durmió bien, no! estas ojeras van apareciendo lentamente en la realidad, tecla tras tecla y antes de la "oj" no existía esa ojera, no existía la piel que lindaba con el ojo, no existía la posibilidad de ojera. Y todo lo demás, todo lo abarcable en la descripción minuciosa de la realidad que uno hace, aquello que le roba a la cortina de agua, va saliendo como si uno tirase de un hilito. Mete la mano a través de esa cortina que es fría y muerte y agarra un poquito de lo que hay detrás, apenas lo pellizca y tira y sale un pedazo de realidad, seguida por otra, que del otro lado coexisten, pero del lado de acá son una procesión de segundos mezclados con palabras, una especie distinta de ser, porque se es por capítulos, y "Aquel hombre es Juan" nos habla de la distancia que hay, para luego decirnos que género posee y por último como lo llamaremos. Y en la realidad nada de esto pasa. Ahí esta Juan, un garca, mal tipo y nos pega en la subjetividad observante ese Juan, esos metros que nos separan, esa complexión que lo diferencia de las mujeres y las mil y un cagadas que habrá hecho, porque no es ningún santo, usted sabe, pero todo, todo, todo nos golpea en una molécula de segundo.
Y vaya uno a saber si Juan es un mal tipo o si da esa impresión por las ojeras que tiene, que para mí, querida, son porque comió mucho frito y el hígado lo debe estar matando...

05/01/2010

viernes, enero 08, 2010

El eterno retorno

¡No lo hagas!
¿Qué importancia tiene?
La gente en la vereda mirandolos
Por favor, por mi, no saltes
Su ropa con el viento
No, no, no
El piso, la pared, la eterna pared.
Recordar.
La eterna pared, la pared, el piso.
No, no, no
el viento en su ropa
No saltes por mi, por favor.
Los ojos de la gente en la vereda
¿Qué importancia tiene?
¡No lo hagas!
¿Qué importancia tiene?
El susto en los rostros de la gente en la vereda
No saltes, por favor, hacelo por mi
su ropa saludando con el viento
No, no, no
El piso, la pared, esa eterna pared
Recordar
La pared, aquella impenetrable y eterna pared...

lunes, enero 04, 2010

Pesamiento Optimista y medio gay del día

Dado que todavía no está determinado, el centro del universo podría ser usted!

Eso si, que no se le suba a la cabeza, porque si pierde el equilibrio nos vamos todos a la mierda.

Regalos de Navidad

No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar. Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos:
en la tierra, en el año
de donde vienes tú,
en el amor con ella
y todo lo que fue.
En esa realidad
hundida que se niega
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
que sólo fue un pretexto
mío para vivir.
Si tú no me quedaras,
dolor, irrefutable,
yo me lo creería;
pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
tú me serás, dolor,
la prueba de otra vida
en que no me dolías.
La gran prueba, a lo lejos,
de que existió, que existe,
de que me quiso, sí,
de que aún la estoy queriendo.

Salinas, Pedro. La voz a ti debida, 1933.