miércoles, septiembre 08, 2010

Rebelión de hombros

Siguiendo con la "Quote Week"

Finalmente, en la página quinientos uno de la edición de Grito Sagrado, Francisco D'Anconia le dice a Hank Rearden:
"-(...)si viera a Atlas, el gigante que sostiene al mundo sobre sus hombros, de pie, corriéndole la sangre por el pecho, con las rodillas dobladas y los brazos temblorosos, intentando hacer acopio de sus últimas fuerzas, mientras el globo pesa más y más sobre él, ¿qué le diría que hiciera?
-Pues... no lo sé. ¿Qué... podría hacer? ¿Qué le diría usted?
-Que se rebelara."

"CON RAZÓN", grité en el colectivo, "POR ESO EL LIBRO SE LLAMA 'LA REBELIÓN DE ATLAS'". Acto seguido me escondí atrás del libro porque mucha gente del colectivo me miraba. En ese momento de introspección, mientras huía del estupor de la gente, me puse a pensar que el libro en idioma original se titula "Atlas Shrugged", es decir "Atlas se encogió de hombros".

Ahora (( siganme y no los voy a defraudar... mucho )), No es lo mismo rebelarse que encogerse de hombros. Capitán Obvio aparte, la rebelión encierra un propósito, una actitud desafiante ante ((ante... ante... ante... )) una filosofía de vida que no compartimos y el mismísimo acto de rebelarse es un golpe a ese estado. Si, ya sé, el medio es el mensaje, está por todos lados.
Pero en cambio, encogerse de hombros supone una actitud desinteresada, un "que me importa". Si bien hay un juego de palabras interesante (( Atlas se encoge de hombros cuando justamente tiene a la Tierra posada en ellos )) la frase me suena a apatía.

En los dos casos Atlas deja la carga, en los dos casos que Atlas deje la carga es un fin al status quo, la Tierra está librada a su suerte. Pero en la versión española Atlas tiene cara de James Dean, parece sonreír triunfante al quitarse el peso de su espalda. En la versión original, Atlas tiene cara de nada, está pensando en otras cosas. He couldn't care less.

lunes, septiembre 06, 2010

De coger ni hablemos

"El miedo sigue desviando la aguja de nuestros compases, en toda mi obra no he sido capaz de escribir ni una sola vez la palabra ‘concha’, que por lo menos en dos ocasiones me hizo más falta que los cigarrillos."

Julio Cortazar, Último round.

miércoles, septiembre 01, 2010

¿Cazar dragones en los ojos de las princesas?

Volvíamos de Mar Del Plata, después de un trámite que se extendió más de la cuenta. Manteníamos el buen humor, pero había algo en el ambiente, algo debajo de cada palabra, que denotaba cansancio y pesadez.

Salimos después de tomarnos el último de una interminable lista de cafés, rogando que nos mantenga despiertos y que limite el cabeceo a niveles aceptables. Adelante iba el padre de Andrés, en el coche sano y nosotros íbamos siguiéndolo con cautela en el resucitado Polo que tenía más puentes eléctricos que neuronas nosotros por sentirnos seguros en él. La noche ya se había desplegado en la monotonía de la llanura de Buenos Aires y, salvo por un ruido que ni tres mecánicos pudieron identificar de donde provenía, no se escuchaba nada. El silencio de la cabina tenía escrito "sueño" en cada una de sus moléculas.

Mientras se refregaba los ojos, cosa que me ponía por demás nervioso, Andrés me dijo de poner un tema en su iphone, que tiene un parlante escondido que suena mal, pero peor era seguir a oscuras ((NdE: Es curioso que seguí escribiendo con la plena conciencia de que "sin sonido" no es a "oscuras", pero la sinestesia a veces me gana e intuí que lo más correcto mantener el error para transmitir mi idea. A las personas normales, mis disculpas. )) Tras una rápida inspección por su biblioteca musical, me di cuenta que estaría difícil compartir alguna canción a gusto, así que le pregunté que querría escuchar que no fuese ni Mario Luis, ni Manu Chao, ni Bob Marley y/o esas bandas de reggae zionistas que escucha él.

Tras un segundo de meditación me dijo que pusiese Artista: Massive Attack; Tema: Teardrop. "Es el de House", me dijo como si estuviese seguro de que esa era la razón para escucharlo. Yo, hasta el dia de hoy, no saco bien de donde es el tema de House, pero bueno, en ese momento no me importó mucho.

Me gustó el "órgano de cámara" que suena de fondo y la voz de la que canta, por dios, quedé embelesado al instante. Pero lo que me descolocó, lo que me dejó flotando en un mar de ideas, fue la frase "teardrop on the fire".

Yo sé que el peso que tienen las frases se lo ponemos nosotros. He escuchado gente repetir frases de los Redonditos de Ricota o de Andrés Calamaro como si fuesen sagradas escrituras e injustamente las creí huecas. A las personas. Cuando en realidad, lo hueco está en las palabras y son las personas las que las llenan de contenido. (( Bueno, quizás las personas sean huecas y así todo en la vida, pero me alejo de mi punto, si es que empecé a escribir con algún propósito en mente )).

La imagen mental de una lagrima cayendo en el fuego fue demasiado para mi cerebro. Habremos escuchado ese tema 25 veces mientras nos acercábamos cada vez mas a Lanús pero creo que yo no lo escuchaba. Mi mente seguía masticando esa perfección, ese diamante que era concebir la tristeza y la pequeñez de la lágrima y la alegría y voracidad del fuego en solo cuatro palabras. No sé nada de la belleza del arte y no sé nada de apreciación musical, pero mierda que se merece un premio...

Me pasa que escucho ese tema (( porque me bajé la discografía de Massive Attack, yo, cebado )) y no puedo evitar dejar de prestar atención al resto de las cosas cuando aparece ese "teardrop on the fire". Pocas frases tuvieron ese efecto en mi.
Pocas cosas.