A ver como era...
Era solo cuestion de esperar la medianoche, entrecerrar los ojos, dar unas cuantas vueltas en el lugar y ya podíamos ver a la plumba. El tio Claudio nos lo había enseñado y desde la primera vez, en el altillo de la casa del campo, no dejamos de maravillarnos con el espectaculo. Nicolás, mi hermano, siempre quería ser el primero en verla, asi que giraba mas rápido que yo, para que el mareo le dure mas.
La plumba siempre estaba llorando, en un rincón, con la cabellera oscura cayendole sobre las manos en la cara. Parecía una nenita de 12 años, con los pies descalzos y un vestido harapiento. La visión solo duraba unos segundos, hasta que se nos iba el mareo, pero teníamos certeza que era real. Es decir, era algo imaginario que creiamos que por unos segundos existía.
Al principio creiamos que la plumba solo vivía en el altillo. Todos los meses pasabamos un fin de semana en la casa del campo y Nicolás siempre me pedía que lo acompañe al altillo a ver a la plumba. Como aquel mes no ibamos a la casa del campo porque había llovido mucho y las camionetas no entraban por el barral, hicimos la prueba en nuestro cuarto y sorpresivamente, vimos a la plumba.
"Nos siguió, Betty, nos siguió porque le gusto" me dijo. Y yo no le creí porque Nicolás era de hacer bromas. La plumba no tenía sentimientos, como no los tienen los reflejos en el espejo.
La plumba, como siempre, lloraba, con las manos en la cara, pero esta vez no estaba en un rincón, sino que estaba tirada de lado en la cama de Nicolás.
"Ves que le gusto, Betty. Sabe que no quiero que llore mas, y por eso nos siguio".
Y al decir eso el llanto de la plumba se hizo mas despacio, y comenzó a girar su cuerpo, para dejar de darnos la espalda. Yo lo mire a Nicolás, esperando que me diga que hacer, pero él estaba expectante, Por suerte, un segundo antes de que la plumba pudiese levantarse y dejar su rostro expuesto para que lo veamos desapareció. A mi me dio mucho miedo y casi grité, porque la plumba era un juego que desaparecía rápido, pero que siempre había sido igual. Y ahora la plumba parecío humana, y la tristeza que sentía comenzaba a dolerme.
Nicolás volvió a dar vueltas. Nunca habíamos llamado a la plumba dos veces seguidas, porque el tio había dicho que no se veía bien, o que podía pasar algo raro. Nicolas daba la cuarta vuelta y aunque yo intenté, no pude frenarlo. Al detenerse lo ví mirar su cama.
"¿Está ahi?" le pregunté pero el no contestaba nada. Parecía hipnotizado y caminando en zigzag, como borracho, se fue acercando a donde antes habiamos visto a la plumba.
"Nico, ¿la ves? ¿Esta llorando la plumba?" y Nicolás no emitía sonido. En eso lo veo acariciar el aire y besar la nada.
Él la veía, estaba viendo a la plumba y la estaba consolando. Hasta creo que sonrió cuando hizo el movimiento de apartarle el flequillo de la cara.
"¿No llora mas la plumba, Nicolas?"
"Girá y fijate" me dijo. Y al principio lo dude, pero comencé a dar vueltas hasta que la ví. Sentada al pie de la cama, la plumba sonreía y le sostenía las manos a mi hermano.
"¿Viste que linda que es?" Me preguntó Nicolás."Yo me voy a encargar de que no llore mas"
Me quede un instante viendo a los dos de la mano, mirandose a los ojos, sonriendo y mientras se iba el mareo y todo se desvanecía me pregunte que tan real podía ser todo eso de haber tenido un hermano.
miércoles, agosto 27, 2008
domingo, agosto 24, 2008
Consolation Price
Como saber que decir? Es mas... como saber si decir algo? Es que, justamente, muchas veces se nos complica para darnos cuenta de si la persona que nos esta contando lo que le acontece realmente quiero escuchar algun consejo o alguna palabra de apoyo o si realmente necesita hablar con alguien que parezca estar escuchando y que en realidad le serviria basicamente de lo mismo una muñeca inflable o un termo a pesar de que nuestra imagen les proporcione mas confianza. Pero... tu sabes...
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