Me senté a esperar. Pero no sé lo que esperaba. Además, no creo que pasara nada interesante en el fondo de mi casa, salvando alguna que otra gracia de Mafalda o algun estornudo en guaraní del vecino. Pero yo me había decidido a esperar, y eso hice. Esperé.
Esperé cuando se puso ventoso... esperé cuando empezó a llover... esperé cuando anocheció... y me canse y no seguí esperando.
Salió el sol, dejo de llover y el viento se calmó... pero yo ya no estaba esperando...
Yo estaba en otra...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario