El ruido infernal de la máquina cesó. Lentamente Macoy abrió sus ojos. No pudo ver nada.
"Estoy ciego" dijo para si mismo. Trató de llevarse las manos a los ojos pero estaba inmovilizado."Estoy ciego y amarrado".
Macoy intentó ubicarse. Lo ultimo que recordaba era la voz de un hombre que le decía: "Todo estará bien en unos cinco minutos", pero no recordaba hacía cuanto que había escuchado eso. De pronto, pudo oir con mas claridad. Alguien se acercaba hacia él. Eran pasos pesados, de zapatos duros. Macoy intentó mover los pies para defenderse de su captor pero pronto se dió cuenta de que estaba completamente sujeto a una pared y sobre su cabeza había un casco pesado. "Quizas no esté ciego" pensó, "quizas solo este amarrado".
Los pasos se detuvieron frente a él. Escucho ruidos de papeles y el clic de una birome lista para escribir.
-Señor Macoy. Puede usted oirme?.-
Macoy reconoció de inmediato la voz. Era aquel hombre que hacía no mas de diez minutos le había hablado.
-Si, lo escucho perfectamente Doctor Nimaux- Contestó.
Macoy se sorprendió de lo que acababa de decir, la naturalidad con la que había reconocido a la persona que tenía enfrente.
-Ahora lo soltaré, puede apoyarse en las barandas de los costados si no tiene fuerzas para sostenerse de pie. Luego le retirare el casco.- le explicó Nimaux.
En menos de un segundo, todos los grilletes que sostenían a Macoy se abrieron y nuevamente la gravedad se hizo sentir. Rapidamente, Macoy se sujeto de dos sujetadores de madera que se encontraban a la altura de sus caderas. Las piernas no le respondían con inmediatez. Él no lo había notado pero se sentía muy agotado y débil.
-Donde estoy?- preguntó.- Por qué no recuerdo nada?
-Tomese unos segundos para recuperarse, Paul.-Dijo el doctor.- El reordenamiento mnemónico siempre genera este aturdimiento. En unos minutos todo será mas claro.
Finalmente pudo ver. Se encontraba en una habitación ámplia, muy iluminada. En el extremo opuesto de donde él se encontraba había un gran ventanal, po el cual pudo ver diversos computadores y luces. Cerca de él había una vaina blanca, una capsula vacia. Seguramente él estuvo ahí dentro durante el proceso de reordenamiento mnemónico. El doctor Nimaux le extendió la mano.
-Felicitaciones... hemos corregido su memoria satisfactoriamente.
El taxi partió al momento que Paul Macoy cerraba la puerta de su casa. El Doctor Stephen Nimaux le había ordenado al taxista que controle el arribo seguro de Paul. El tipo de intervención al que él se había expuesto no eran completamente seguras. En realidad ni siquiera eran legales.
Afortunadamente Macoy conocía a Nimaux de hacía mucho tiempo y confiaba en su trabajo. O por lo menos eso el creía.
El miedo lo invadió. Y si Nimaux había alterado su memoria para que él crea que eran amigos de la infancia? Y si todo era un plan para robarle su fortuna? Macoy subió corriendo las escaleras de su casa hacia su habitación. Sabía perfectamente que en el segundo cajón de la cómoda guardaba sus cosas personales. O por lo menos tenía la certeza de que alli las guardaba.
Suspiró aliviado al ver una foto de él mas joven con un también veinteañero Nimaux. Por lo menos sabía que la operación no había sido para estafarlo. Pero... sabía porque realmente se había reordenado la memoria?
Macoy hechó un vistazo a su habitación. Su cama se encontraba en la pared opuesta a la puerta. A su izquierda había una ventana que daba al fondo, donde una pileta de natación reflejaba la luz de la tarde otoñal. A su izquierda había un fresco de un pintor de renombre, que seguramente valdría unos cuantos miles de dólares. En una esquina había una computadora personal y un equipo de sonido. Macoy trató de buscar respuestas en el aparato.
En el escritorio de su computador había un documento de texto que decía "Respuesta". Sin duda, antes de realizar el procedimiento médico, él había tomado en cuenta el detalle de recordarse que era lo que lo había llevado a tomar tal decisión.
"Tienes todo lo que deseas. Dinero, exito, renombre, talento. No te falta nada. Disfrutalo. Sé Feliz!!!"
Eso no sonaba a respuesta. Pero Macoy no pudo negarlo. Al revisar una planilla que también encontró en el escritorio notó que las acciones de su compañia estaban en suba y por lo que había leido en un mail en su casilla, había comprado una de las empresas mas importantes en cuestion de comunicación conferencial. El dinero no sería un problema, mas bien, un aliado.
Absorto en la busqueda de datos de su pasado poco claro, no notó que había oscurecido. Apagó el computador y fue a la cocina, a prepararse algo de comer. Sabía que su comida favorita eran spaghettis con boloñesa casera, pero por alguna razon prefirió comer milanesas a la napolitana.
Luego de comer subió nuevamente a su recámara para descansar. El cajón con recuerdos seguía en el piso donde el lo había dejado en su impetú por saber si había sido engañado o no, pero el contenido estaba desparramado por toda la habitación. El viento nocturno había sido el responsable.
Macoy pensó en posponerlo para el día siguiente, pero teió perder alguna de las valiosas cosas que guardaba tan celosamente. Pero al recogerlas del piso no pudo identificar varias cosas. Boletos de colectivo, envoltorios de golosinas, papeles con notas como "te veo pronto" o "te extrañe mucho". Entre todas esas cosas Macoy encontró un pañuelo descartable con un número anotado. Sin pensarlo dos veces lo marcó. El teléfono no llegó a sonar una vez cuando su propia voz le dijo del otro lado del teléfono:"El número que acabas de llamar está inhabilitado. Es mejor que te olvides de esto, solo traera dolores de cabeza".
Macoy pensó que se encontraba ante la solución del acertijo. Ese número contenía la respuesta a su interrogante: Qué lo motivó a lavarse el cerebro?
Pero luego desistió. Para que averiguar lo que se había empeñado en olvidar? Si de todas formas su vida no podía ser mas perfecta. Tenía todo el dinero que deseara a su disposición, el reconocimiento de sus pares, el respeto de la gente.
Se acostó en la cama y se imaginó lo que le depararía el futuro, ahora que su vida era totalmente perfecta. Sin embargo,esa misma noche, Macoy no pudo evitar sentir que su cama era demasiado grande...
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