O como robar con cosas que le mandé por mail a Sol hace rato, cuando no tengo tiempo de escribir algo.
- Es extraño, ayer tenía preparado en mi mente un cuento realmente asombroso, que partia de lo real y próximo y acababa justo en eso mismo. Y me convencía a cada pensamiento que aquello era ideal para escribir, algo sumamente facil de desenvolver entre letras y que, casi por si solo, se completaría dándole un final felizmente cerrado.
Pero hoy, después del sueño, supongo que mis procesos preconcientes han carcomido el relato. Solo quedan unas lagunas, como imagenes borrosas y fotografías a medio quemar. El cuento que ayer llenaría varias hojas es hoy un párrafo sin terminar, unas cuantas palabras sueltas en el cuaderno y una terrible incertidumbre de a donde quiere ir.
Ante esto, debería sentirme triste o derrotado. Y digo "debería" porque con el afán de escribir y de que mi obra sea mas extensa y poblada, cada cuento en mi biblioteca personal ensancharía mis posibilidades de que, al sentarme con el señor de la editorial me tenga mas en cuenta. Pero no pasa nada de ello. Simplemente juzgo que, bueno, el cuento no era tan bueno y al medirlo en su campo, el de la imaginación, el de los sueños, no ha salido airoso.
- O que justamente, aquello propio del mundo de los sueños se quedó en él, por ser tan afín a su naturaleza.
- Ay, Erica... A veces pienso que decís esas palabras complicadas solo porque te gustan oirlas salir de tu boca y terminas diciendo una verdad completamente absoluta.
- Pfff... como si vos no hicieses lo mismo...
- YO fui a la universidad...
- YO termino todo lo que empiezo...
- Ja... Touche!
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