La estática del televisor iluminaba tenuemente todo el comedor y no podía parar de repetir el verbo "engulf". En silencio me reia de como sonaba en mis sedados labios.
Engulf! Y las miles de moscas blancas y negras que zumbaban en la pantalla se alinearon formando circulos concéntricos.
Engulf! Y el ruido que resonó en toda la habitación las puso de nuevo en movimiento.
E inicié una caida libre que duró horas hacía atrás, para caer en un mullido colchón de cerámicas, repitiendo una y otra vez con los ojos desorbitados: engulf ... engulf... engulf...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario