Esto de andar topandose con una gran pared de Pablodesesperanza todos los días hacen que el gusto amargo sea pasable, pero aún así no deja de quitarme el apetito. Espero que esta situación sea lo mismo que el pasado según Max Payne, un rompecabezas de espejo con el que cambiamos al querer armarlo. Porque así yo valdría un poco más, sería un poco más hombre y la aceptación de la derrota constante sería mi mejor victoria.
Y así, entre golpe y golpe contra esos ladrillos, vaya dejando preconceptos, ilusiones desmesuradas, falsos principios y viejas costumbres, hasta volverme tan pequeño, tan etéreo, que no habría peso al que hacer resistencia y una vez del otro lado de mi, que soy mi muro, juntar aquellas cosas que fueron pasando por la pared antes que yo y que me estarán esperando.
Pero si no es así, y estos chichones no valen nada, aplica la justa dosis de dinamita y derrumbame, porque no merecés seguir así, con una enorme pared de desesperanza colgando de tus sueños. Y yo no aceptaría la visión de convertirme en aquello que siempre fui y no pude cambiar.
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