jueves, junio 10, 2010

Entendeme

- Deberías intentar ser un poco mas claro- me dijo con una mueca de lija de madera color verde.- Vivís enroscándote para explicar lo que, en diez palabras, puedo decir yo. Sos realmente insufrible.

Intenté ordenar los pensamientos lo más rápido posible, ya que compartíamos el odio a los silencios entre palabras que se extienden por más de dos segundos durante una exposición sentados sobre sillas de plástico. Pero ella se estaba incorporando, así que eso me permitía arrastrar las palabras como una culebra sin sonar demasiado pedante. De haber seguido sentada, eso hubiese sido muy impropio. De esa manera, me hacía ganar un poco más de tiempo para pensar que decir.

Me dirigió la mirada propia del segundo que pasa entre la pregunta y la respuesta, ese abrir de ojos y movimiento de cabeza parecido al "no-no". Pero ella no había hecho una pregunta. Lo dudé por un instante. No, estaba seguro de que no había hecho ninguna pregunta. Antes de seguir ordenando las ideas (( tarea que se me empezaba a dificultar porque ella no me daba tiempo para hacerlo y me obligaba a responder sus ataques gesticulares )) levanté azul y sinceramente mis cejas y apreté el labio como si hubiese mordido un limón. Quizás exageré. Su "no-no" fue cambiando a "si-si" de sorpresa.

Victorioso, logré que las ideas de "personalidad" y "permanencia", se acoplen casi a la perfección. Hubiese ahorrado mucho más tiempo ubicándolas si las hubiese organizado alfabéticamente y no por aroma. Tomé nota de la sugerencia y antes de que la primer palabra salga de mi boca, empecé a ver como terminaba "permanencia" y cual de las otras ideas encajaría adecuadamente.

Bajé la mirada para intentar ver a mis labios pronunciar "Bueno". Siempre me divertía ver mis labios borrosos en piel. Quise detenerme, porque consideré que quizás encontraría insultante que dedique mi atención a esa pavada en vez de medir lo que decía, pero supuse que no se daría cuenta. La "U" se desvaneció tan pronto como se formó y volví a lo blanco a buscar la siguiente forma. De casualidad dí con "negación" y con mucha fuerza y rugosidad, la pude acomodar entre "personalidad" y "permanencia". Obviamente, ahora "permanencia" terminaba con otro contorno, pero como conjunto quedaba mas uniforme. No sonreí porque no era adecuado.

Me detuve solo por un segundo en el "si-si" que se volvía inmutabilidad fría y odiosa. No podía dejar que eso interrumpiese el armado de las ideas, así que le dí la orden a mis ojos de que se fijen en algo lejano, que no llame mucho la atención. De fondo, a través de la ventana del comedor, una televisión en mínimo irradiaba un halo gris y salado. Como si tuviese una gravedad impropia de un objeto de su tamaño, mis ojos se anclaron en la pantalla, pero pronto los hice mover a otro punto. Si había algo que odiábamos en este tipo de conversaciones era perder a la otra persona con la mirada fija en la televisión.

Mis labios estaban juntos. Ella giraba sobre sus talones. Pude notar lo agudo y rosado de sus pómulos antes de que su pelo azabache los ocultase. Las ideas seguían ahí, lo mismo que yo en la silla plástica y la inaudible tele de fondo. Había tardado demasiado tiempo y mi exposición había terminado. Por lo menos, así lo creyó ella y eso creí yo.

Seguí las líneas de su cuerpo alejarse hasta la puerta que daba al comedor, el único escape desde el patio. Sabía que había una idea que en cualquier momento se pegaría a "permanencia", que había acabado tan abruptamente. Alguna idea enfermiza, violeta y crujiente, destinada a cambiar la forma del resto del conjunto. Una de esas ideas que tardan más tiempo del que poseemos para ver aparecer. La puerta sonó con letras en negrita y…
-Bueno, así soy yo.- recordé haber dicho.- Si no te gusta, podés irte.-

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