... don't go unrewarded
- Bulletproof.
- ¿Qué cosa?
- Vos. A veces das esa impresión de que nada te toca, nada puede lastimarte. Estás sedado por dentro...
- y blow up the outside. Claro, pero eso es Soundgarden, no Radiohead. Estamos hablando de cosas dispares.
- No te entiendo.
- No te pido que me entiendas.
- Pero quiero entenderte.
- Escucháme. Agradezco el café y tu intención de escucharme, pero si no tengo ganas de hablar, tu esfuerzo es inútil.
- Nunca tenés ganas de hablar, pero seguís viniendo. A sentarte acá y esquivarme mientras trato de ayudarte.
- Y vos seguís recibiéndome. Los dos nos equivocamos. Ya tendrías que haber aprendido.
- No abandono la esperanza de que te abras y dejes de hacerte el insensible. Lo tuyo es una pose. No sabés pedir ayuda y yo voy a estar para cuando intentes---
- No, ¿sabés qué? Ahorrate el discurso católico apostólico romano.
- No seas pelotudo. ¿Para qué venís, entonces? ¿Qué sacás de todo esto?
- ¿Además del café? Que sé yo...
- No, dale, decime. ¿Qué sacás con todo esto? No, sentate, afrontá las cosas de una vez. ¿Para qué venís a mi casa?
- ¿Honestamente? Me sentía cómodo perdiendo el tiempo acá. Ahora ya no, ya no hay vuelta atrás. Quizás es tu casa, no sé. Usualmente vos estás de más, la gran mayoría de las veces. No quiero nada de vos. Escucha, entiendo que vos pienses parecido en ciertas cosas pero ni vos sos Talita ni Gekrepten, ni te necesito como persona. Vengo a que rebotes en mí y detestarme un rato mientras te detesto por querer ayudarme. Porque para vos debe ser un proyecto súper entretenido el salvarme de mi mismo y no podés, nadie puede, porque soy así y no quiero cambiar. Y me servís tanto como esta silla, como este libro, como este par de zapatos.
- Andate.
- Ya me iba de todas formas.
- Y no vuelvas más. No pienses en pasar de nuevo.
- Ahí tenés los frutos de la esperanza.
- Gracias por la lección, lo voy a tener en cuenta.
- Seguro que si.
- ¿Sabés qué? Algún día se te van a terminar las puertas a las que golpear y algún día nadie va a querer darte una mano cuando más la necesites.
- Y ese día me voy a dar cuenta lo buena que fuiste conmigo y lo tonto que fui al tratarte mal.
- Chau.
- Chau.
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