lunes, agosto 30, 2010

Al amor profundo hay que desenterrarlo

My mind is grey... like the city



Yo no quiero ser el Fantasma del Asma de nadie, ni siquiera el propio, porque ¿qué excusa le pondría a mi Vida Querida al decirle que soy un Muerto Entuerto Sin Puerto Roberto?.

¡Ay Vida Querida!, no vaya a ser que seas vos la que quiera que sea un Fantasma del Asma.

Bring it on cause I'm no victim

miércoles, agosto 25, 2010

El día después de mañana

No sé si es lo que estoy comiendo o lo que estoy leyendo, pero en el sueño el tipo caminaba por un barrio bombardeado por la Guerra, parecido a un ghetto judío que vi en un documental. La nieve le atacaba el rostro, aunque no sé muy bien si era que nevaba o si había nevado y era el viento el que levantaba la nieve de los autos destrozados que había a los lados de la calle. Él iba vestido con un sobretodo inmenso, gris también, como la nieve y los edificios. Con una mano se sostenía la capucha que le tapaba casi toda la cara y con la otra mantenía el cuello cerrado.

Parecía que se estaba llevando a rastras a si mismo, que el viento que lo detenía no era otra cosa que su voluntad de no seguir y sus manos sosteniéndolo en alto y avanzando eran su obstinación por no detenerse. No había nadie mas. No parecía existir nadie mas. Solo ese tipo caminando, enterrando sus pies en nieve oscura, adentrándose en esa ruina de ciudad, avanzando en linea recta.

En el instante en que me percaté de un brillo de fogata en los edificios, el tipo ya se encontraba en una habitación no muy grande, sentado frente a una mesa de restaurante italiano, con mantel blanco y rojo a cuadros. No había otro color en esa habitación pequeña, en ese mundo de nieve y viento, mas que ese rojo fuerte del mantel. Encorvado, con los codos apoyados en la mesa, el tipo tenía la cabeza gacha, recuperando las energías. Me pregunté a quien esperaría, si acaso ese restaurante era un punto de encuentro en la desolación.

Lo inmóvil de la escena me hizo comprender que él estaba cansado a mas no poder, que eso era un safe haven, que tenía la cabeza gacha porque miraba aquel rojo del mantel porque no existía en ningún otro lugar de ese mundo. Caí en cuenta de que no vendría nadie más a ese restaurante,

El viento comenzó a soplar y los muebles que lo rodeaban se volvieron nieve. Sus brazos, automáticamente asumieron la misma posición que antes y lentamente se incorporó y comenzó a avanzar. El mantel duró un segundo pegado a su pecho por la fuerza del viento, antes de volar entre la nieve que lo devoraría cuando toque el suelo.

La misma calle, el mismo paisaje y el conocimiento de que no va a haber mas manteles italianos para resguardarse de aquel viento que se hacía cada vez mas fuerte.

lunes, agosto 23, 2010

Versos sonámbulos

I close my eyes, I just can't sleep...



Ella me ha dicho
que sangremos
por lo bajo,
que hemos caído

que sangremos,
por lo bajo
que hemos caído

Ella me ha dicho
por lo bajo
que hemoglobina
es lo que sobra
cuando me hace falta

Where have you gone again, my sweet?

jueves, agosto 19, 2010

Lo ínfimo es tan importante como lo ídem

- Soy un hijo de puta- solté entre dientes en el viento frío de la madrugada y refugié mi cuello levantando los hombros, dejando que el saco me abrigue un poco mas la nuca.
- Ja ¿Por qué lo decís?- preguntó Ezequiel, soltando las palabras muy lentamente. Lo miré desde abajo, con ira, quizás sintiendo que nadie debía haber escuchado esa pregunta. Pero él parecía ignorarme. De no conocer su voz, jamás hubiese pensado que había sido él quien había hablado. Masticaba un chicle y tenía un vaso vació en la mano, apenas sujeto por sus delgados dedos. Sin decir una palabra volví mi vista al vacío de quince pisos e intenté enderezarme. Los codos me dolían de soportar mi peso en la baranda del balcón y el rocío había hecho que el metal resbalara, por lo que casi perdí el apoyo de mis brazos al erguirme y tuve que buscar el equilibrio dando manotazos.
Ezequiel no pareció percatarse de mi movimiento brusco y desesperado. Él también tenía los codos sobre la baranda pero apoyaba su espalda en la pared del balcón, mirando hacia el interior del departamento. Me incorporé recuperando mi actitud aburrida y emulé su postura.
- Alta joda, eh- me dijo con la misma lentitud de antes, y corroboré que había escuchado bien su voz hacía un instante y de paso que él estaba borracho.
- Mmmseh.- le dije denotando sueño y lo miré por encima de mi hombro. No conseguí reacción de su parte, seguía con los ojos fijos en la cortina que separaba el interior del departamento del balcón donde estábamos parados. Sus ojos cosidos a la cortina, el mascar frenético del chicle y el movimiento nervioso de su pie izquierdo le conferían un aire un tanto angustiante. Enfermizo.
- ¿Qué?- me preguntó mirándome por primera vez, como saliendo de un trance. Tenía los ojos vidriosos y colorados, pero su mirada era la de un ser consciente e inteligente. Le examiné la cara de cansancio y me tomó por sorpresa que siguiese esperando la respuesta a su pregunta.
- ¿Por qué soy un hijo de puta?- pregunté sin saber que era lo que quería saber.
- ¿Eh? No, no- me negó enérgicamente con la mano que sostenía el vaso.- ¿Qué dijiste recién, cuando yo dije algo?- quiso saber ladeando un poco la cabeza.
- Nada,- respondí en un balbuceo.- Solo dije "si"- Me resultó extraño tanta duda por un monosílabo, lo que me hacía pensar que Ezequiel no había estado en sus cabales desde hacía rato y recién en ese instante aterrizaba en la realidad.
- ¿Y yo qué había dicho?- dijo serio y preocupado.
- "Alta joda"- le respondí extrañado. Cuando terminé de hablar lo miré frunciendo el ceño, buscando entender algo que ninguno de los dos comprendía. ¿Qué estaba pasando ahí? ¿De qué estábamos hablando? Ezequiel ya no me prestaba atención. Miraba al cielo , que a quince pisos del suelo, seguía igual de oscuro y nublado.
- ¿"Alta joda"?, dios mio, que pelotudo.- dijo con una sonrisa y una película de neblina en los ojos. Echando su cabeza hacia adelante, despegó el cuerpo de la pared del balcón y se encaminó hacía el ventanal que hacía de puerta, pareciendo reflexionar cada paso que daba- Necesito más alcohol- dijo antes de que la luz, el humo y el ruido se lo tragasen.
Y no lo volví a ver nunca más en mi vida.

martes, agosto 17, 2010

Fiesta de bienvenida

Disculpame si me tomo la osadía
de rimar y en sintonía
a tu sugerente propuesta
te respondo con valía
que un NO es mi respuesta.

Seres consecuentes no abundan
entre tantas consecuencias
mas, si me tenés paciencia,
mi elección no deja dudas.

Cultivar y mantener amistades
no es una de mis facultades,
las palabras son letales
si no nacen con delicadeza.
Quizás parezca cobarde,
pero yo me juego la cabeza
que en aquella reunión el que sobra, arde.

Seré un tema desechable
entre tanta algarabía,
anhelarán que su estadía
sea eterna y yo sea aire
y si por mi fuese desearía
mas que nada que así sea.

Y así que al ser un paria,
nos salvo de la hipocresía,
tanto la suya, como la mía.
Sin ser adustas las sonrisas,
sin silencios poco sinceros.

Si me pesase la conciencia
será porque de esta divergencia
soy el que carga con la culpa,
pero es que así yo lo prefiero.
Así que, hasta luego,
besos y saludos de mi parte.

miércoles, agosto 11, 2010

Not canon

Fabián.
¿Por qué te tenés que dar vuelta ya? ¿Por qué no me das un segundo más, me dejás armar estas palabras? Fabián. ¿Cómo empiezo? ¿Por dónde arranco? Vení Fabián, sentate Fabián. Yo sé que la espera te tiene alerta pero no me mires así, con esos ojos de duda que carcomen hierro, con la boca hecha un tajo improvisado que resopla preguntas. Fabián, escuchame. Pero dejame acomodarme para desacomodarte, dame un instante para aceptar mi rol de mensajero, para poner en palabras lo incomunicable.
Fabián, te soy honesto. No sé que decir.
Quedate sentado, Fabián. Dejame que te sostenga antes de tiempo, mientras te retengo en la silla con mi mano izquierda en tu hombro. No empieces a sospechar. No te derrumbes. Fabián, no lo puedo decir de otra manera. El mundo ya cambió, pero ¿por qué siento yo la culpa?
Ya lo sabés Fabián, ya lo intuías. Pero lo tengo que decir.
Sin anestesia.
Se mató Érica, Fabián. Se mató Érica.

miércoles, agosto 04, 2010

Añadiendo un factor más a la causalidad de los días

Un gran invento es el programita que hace que mi iPod suene como despertador con una canción random cada mañana.
Obviamente tiene sus guachadas, como ayer que me cercenó el alma con Street Spirit, pero hoy puso The lemon song y buena onda. Como hacían los Pimpinela, ¿te acordás?


Buena onda.

martes, agosto 03, 2010

Crítica al característico caracter cítrico

Mientras ignoraba a Villavicencio en mi rumbo al trabajo, miraba lacónicamente por la ventanilla. Ahora que amanece mas temprano es posible despegar los ojos del libro y mirar a la ciudad que, entumecida y con sueño, no armoniza con la música que suena en los auriculares. Desde hace un tiempo, intento no prestarle atención a las publicidades que empapelan las paredes, más como un reto difícil de conseguir que como algo con propósito. En realidad, tiene su propósito, pero está sacado de una película y no creo que funcione, así que por eso mismo no va a funcionar. I'm my own worst enemy.

Llegando a Avellaneda, el tránsito nos detuvo un tiempo considerable en una esquina y no pude evitar mirar la publicidad de Tarjeta Naranja. Algo simple, letras predominando el cartel, lineas muy a lo Windows Vista coronándolas y una imagen de gente saltando feliz en el pie del anuncio.

Reparé en sus rostros y observé sus poses. Pretendían la felicidad, simulaban la algarabía. Aún así, había unos cuantos que no estaban tan felices como pretendía el anuncio. Y me puse a pensar que ninguno de ellos estaba realmente feliz, que les estaban pagando por hacer ese anuncio, que quizás nadie de ellos era parte de Tarjeta Naranja, que tuvieron que saltar entre extraños, simulando ser amigos, imaginando festejar algo, y que alguien los habrá arengado para que salten y el fotógrafo les habrá dicho "Una más, vamos, saltando un poquito más alto" y quizás, ahora, toda esa gente esté esperando un llamado para otro trabajo, pero no lo van a conseguir, porque su cara de felicidad no fue lo suficientemente buena y cada vez que vean ese cartel, cada vez que vean una Tarjeta Naranja...

Y me pregunto ¿Por qué lo pienso? ¿Por qué malgasto el tiempo pensando esas cosas, si carecen de profundidad?. Llego a la conclusión que lo pienso porque puedo, porque tengo el tiempo, porque si no sirviese de nada, no lo podría hacer, alguna utilidad ha de tener. Pero no la encuentro y cada día estoy más solo adentro de mi cabeza.

lunes, agosto 02, 2010

El hombre es una isla y todos somos lobos.

A cuarenta pasos de donde la oscuridad era total comencé a distinguir por donde caminaba. Paulatinamente los ojos se acostumbraron a la penumbra y la tenue luz de la luna tambaleándose en el cielo comenzó a proyectar sombras y contornos.
Gets me everytime it happens. De pronto ya no caminaba erguido, sino mas bien, de costado, tratando de adivinar o intuir si el próximo paso caería en barro estable o líquido. Los brazos, como una herradura, acariciaban las ramas, pidiéndoles permiso, apartándolas del paso. Contuve las ganas de echarme a correr y me senté en cuclillas con la espalda pegada a un árbol.

Entonces oí al río.

Me levanté fascinado y caminé con prisa hasta el borde del camino. Mas abajo corría el río envuelto en frío y negrura. Una espuma casi fantasmal se sujetaba de las orillas, simulando calma y lentitud, mientras que algunas ramas arrastradas por la corriente pasaban a toda velocidad y se perdían en los pliegues del agua. Respiré hondo y al exhalar, pude ver mi aliento condensarse frente a mis ojos. Preso de una felicidad primordial, me di vuelta y avancé lentamente, inmediatamente a tu lado. Reptábamos en las tinieblas, absorbíamos cada centímetro de bosque, dejábamos que la humedad nos cale los huesos, nos tatue el universo en las costillas. Con tu contorno en el rabillo de mi ojo derecho suspiré celoso y angustiado.

Si realmente estuvieses acá,
también te enamorarías
de la noche.