Déjenme que les cuente una intimidad sobre el Universo: Es mucho mas chico de lo que se lo imaginan. Infinitamente mas chico.
La diferencia entre el tamaño real y el imaginado reside justamente, en que es imaginado y eso genera muchísima especulación sobre dimensiones, contenidos, fines, principios, propósitos, formas de pago y de reintegro. Además nadie se tomó la molestia de hacer un folleto informativo.
Si les pidiese que imaginen una manzana y luego que busquen una en su casa para compararlas, llegarán a la conclusión que existe una diferencia notable entre la manzana imaginada y la real. Mas aún si en vez de manzanas para postre, compraron naranjas. O un tarro de helado de 5 litros.
Al Universo no se lo puede buscar en la cocina y mirar para comparar con lo que imaginamos, pero si nos fiamos de lo que dicen ciertos seres que habitan de la decimoquinta a la decimonovena dimensión, el Universo no es gran cosa. Obviamente hay que tomar dicha declaración con pinzas, ya que la decimoséptima dimensión dejó de existir cuando colapsó sobre si misma al enterarse de que no era la última dimensión como ella creía.
Para los que nos toca existir solo en las primeras cinco dimensiones, vivimos inmersos en una relación inseparable con el Universo y nuestra dificultad de entenderlo es propia de todas las relaciones. Nunca vamos a entendemos completamente y con el tiempo nos van a entrar dudas de por que estamos juntos, al fin y al cabo. Todos los interrogantes que surjan luego de declarar imposible el conocimiento del Universo, como:"¿Por que me tengo que cruzar con este pesado justo ahora, y por ahora me refiero a esta vida?", serán posteriores a dicha declaración.
Así que la próxima vez que se crucen con un indeseable y les recuerde que el mundo es un pañuelo, sepan que está mas en lo cierto de lo que él cree. O por lo menos, eso afirman ciertos seres que habitan de la decimoquinta a la decimonovena dimensión.
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