Si la salud y la fortuna me lo permiten, a veces juego a ser un shamán de nuevo y doblegar la geografía a mi antojo, haciendo los kilómetros mas cortos con el poder de la canción.
Porque antes, cuando rebozaba magia (( de esa que se perdía si uno la buscaba demasiado )), no había mejor forma de desplazarse que entre árboles y canciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario