Un punto, una linea, un trazo. Un dibujo.
Una nota, un acorde, una estrofa. Una canción.
Una letra, una palabra, un renglón. Un párrafo.
Los dedos se sienten pesados mientras somos nosotros los que los controlamos.
Una célula, un tejido, un órgano. Un cuerpo.
Pero lentamente algo se apodera de nuestras acciones y etéreos hilos reemplazan a nuestros nervios.
Un suspiro, una idea, un pensamiento. Un alma.
Y al volver los ojos en foco encontramos algo nuevo en el mundo de lo físico. Sacrificamos el trance para volver a ser cuerpo. Porque para contemplar hay que dejar de hacer, para ser.
Un trazo, una linea, un punto.
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