Cuenta la historia que mi vieja me hacía escuchar "Aida" de Verdi en el vientre todos los días, media hora.
Y un día... con solo cuatro tiernos años escuché Aida en la radio de mi casa y me puse eufórico. Me puse a saltar, la mire a mi señora madre y le dije: "Mami, esta canción me gusta mucho".
Eso es lo gracioso de las casualidades... la gente interpreta lo que quiere.
Silla!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario