miércoles, septiembre 01, 2010

¿Cazar dragones en los ojos de las princesas?

Volvíamos de Mar Del Plata, después de un trámite que se extendió más de la cuenta. Manteníamos el buen humor, pero había algo en el ambiente, algo debajo de cada palabra, que denotaba cansancio y pesadez.

Salimos después de tomarnos el último de una interminable lista de cafés, rogando que nos mantenga despiertos y que limite el cabeceo a niveles aceptables. Adelante iba el padre de Andrés, en el coche sano y nosotros íbamos siguiéndolo con cautela en el resucitado Polo que tenía más puentes eléctricos que neuronas nosotros por sentirnos seguros en él. La noche ya se había desplegado en la monotonía de la llanura de Buenos Aires y, salvo por un ruido que ni tres mecánicos pudieron identificar de donde provenía, no se escuchaba nada. El silencio de la cabina tenía escrito "sueño" en cada una de sus moléculas.

Mientras se refregaba los ojos, cosa que me ponía por demás nervioso, Andrés me dijo de poner un tema en su iphone, que tiene un parlante escondido que suena mal, pero peor era seguir a oscuras ((NdE: Es curioso que seguí escribiendo con la plena conciencia de que "sin sonido" no es a "oscuras", pero la sinestesia a veces me gana e intuí que lo más correcto mantener el error para transmitir mi idea. A las personas normales, mis disculpas. )) Tras una rápida inspección por su biblioteca musical, me di cuenta que estaría difícil compartir alguna canción a gusto, así que le pregunté que querría escuchar que no fuese ni Mario Luis, ni Manu Chao, ni Bob Marley y/o esas bandas de reggae zionistas que escucha él.

Tras un segundo de meditación me dijo que pusiese Artista: Massive Attack; Tema: Teardrop. "Es el de House", me dijo como si estuviese seguro de que esa era la razón para escucharlo. Yo, hasta el dia de hoy, no saco bien de donde es el tema de House, pero bueno, en ese momento no me importó mucho.

Me gustó el "órgano de cámara" que suena de fondo y la voz de la que canta, por dios, quedé embelesado al instante. Pero lo que me descolocó, lo que me dejó flotando en un mar de ideas, fue la frase "teardrop on the fire".

Yo sé que el peso que tienen las frases se lo ponemos nosotros. He escuchado gente repetir frases de los Redonditos de Ricota o de Andrés Calamaro como si fuesen sagradas escrituras e injustamente las creí huecas. A las personas. Cuando en realidad, lo hueco está en las palabras y son las personas las que las llenan de contenido. (( Bueno, quizás las personas sean huecas y así todo en la vida, pero me alejo de mi punto, si es que empecé a escribir con algún propósito en mente )).

La imagen mental de una lagrima cayendo en el fuego fue demasiado para mi cerebro. Habremos escuchado ese tema 25 veces mientras nos acercábamos cada vez mas a Lanús pero creo que yo no lo escuchaba. Mi mente seguía masticando esa perfección, ese diamante que era concebir la tristeza y la pequeñez de la lágrima y la alegría y voracidad del fuego en solo cuatro palabras. No sé nada de la belleza del arte y no sé nada de apreciación musical, pero mierda que se merece un premio...

Me pasa que escucho ese tema (( porque me bajé la discografía de Massive Attack, yo, cebado )) y no puedo evitar dejar de prestar atención al resto de las cosas cuando aparece ese "teardrop on the fire". Pocas frases tuvieron ese efecto en mi.
Pocas cosas.

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