viernes, febrero 18, 2005

Temp

Ayer, al bañarme, me saque el anillo que me regaló mi viejo y olvidé de ponermelo de nuevo cuando me vestí. Entonces salí a la vida cotidiana sin accesorios. Fue increible como extrañe al condenado pedazo de metal. En el colectivo no paré de buscarlo en el dedo anular de la mano derecha y hasta intenté encontrarlo, obviamente en vano, en la mano izquierda. De pronto sentí la mano vacia... como si me faltase un dedo, o una parte de la mano.
Obviamente el suceso no es algo único. Quien no sintió una enorme sensación de desorientación al dejar de usar reloj luego de un buen tiempo? O seguir sintiendo la gorra puesta cuando hacia tiempo que no la usabamos? O buscar un arito que ya no esta mas para jugar con él? El cuerpo se acostumbra tanto a los objetos extraños que usamos diariamente que un segundo sin ellos es como perder una parte de uno.
No es que el anillo que uso sea gran cosa. Es mas, era una tuerca que la limaron y le pegaron un trozito de vidrio verde que con el tiempo se despegó. A veces raspa y es imposible lavarse las manos con él puesto porque junta jabón. Pero por más molestos que sean, hay gente que no puede vivir sin algo que le apriete la mano.

No hay comentarios.: