Yo ya era una nueva persona, y los que conocían la antigua se reían de mi. El único hombre que se portó sensatamente fue mi sastre: Cada vez que me veía me tomaba las medidas, mientras que los demás siguieron usando las viejas y esperando que la ropa siguiera sentándome bien.
Creo que con esto cierro el tema cambio por mi parte por lo que resta del año...
Silla!
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