viernes, marzo 19, 2004

Lovehateignorance

Les voy a contar como fue mi día, para que entiendan la razón de mi felicidad, porque creo que hoy llegué al límite.
Me levanté y preparé el Tío Walo(que todavía no probé). Sin siquiera tomarme un café salí a la calle y me senté en frente de mi casa a leer. Llegó Pamela. Crucé y estuve un rato con ella. A la hora nos fuimos a Juventud Unida porque ella tenía que ir a buscar a Leli. Justo se iba. Cruzamos dos palabras con él y arreglaron para ir a la casa de ella a la noche. Ellos, yo no prometí nada. Seguimos caminando y la acompañé a la casa mientras que ella juntaba basura de la casa. Me regaló un caramelo proveniente de ese lugar, el cual destrocé a unas 10 cuadras de acá cuando volvía.
Seguí caminando y me tomé el doscua hasta la estación de Fiorito. La llamé a Naty y me pasó a buscar por ahí. Anduvimos caminando un buen rato porque ella tenía que ir a cobrar unos planes médicos del lugar en donde ella trabaja. Pasamos por la casa, tomamos unos mates y nos fuimos a su laburo por que ella tenía que ir a hablar con su jefe. Yo la esperé en la puerta. En eso pasa Gustavo (el novio), que iba para su casa. Nos quedamos hablando y, cuando ella salió, fuimos para la casa de él, no sin antes pasar por un lugar donde había internet y revisar mis páginas de cabecera (aguante el Poncho). Naty volvió a su casa y yo me quedé con Gustavo.
Lo esperé hasta que terminó de bañarse y nos fuímos. Pasamos por la casa de las primas de Pamela (yo sabía que ella iba a ir para allá). Nos atendió Flavia y nos dijo con toda su frivolidad de costumbre que estaba dando clases de particular y que las chicas recién se habían ido. Después de recorrer una buena parte de Fiorito buscándolas (no solo quería ver a Pamela si no que también tenía ganas de hablar con Rocío con quién yo creía que empezábamos a entablar una amistad) nos cruzamos con Flavia y Rocío. Flavia frívola de nuevo y Rocío 0 onda también. Vamos para su casa (Gustavo y yo) por que nos dijeron que Pame recién había ido para allá. Llegamos y, excepto Pamela, todos nos saludaron indiferentemente (si es que lo hicieron, porque muchos se hicieron reverendamente los boludos).
Bueno, me molestó un tanto que me hallan hablado de esa manera, pero no tanto por que casi no tengo relación con ellos. De hecho, yo esperaba un mejor recibimiento, del estilo de: Que mierda hacés por acá? O un: De donde se conocen uds dos? Y no un: ah, vos... Como sus caras indicaban. Pero dejemos eso de lado. Así que traté de no prestarles atención y me seguí en la mía. Pero... O, sí, hay un pero. Un ENORME pero. Sebastián no me saludó. Y no solo eso, me daba vuelta la cara. También se lo hizo a la abuela, lo cual me dejó un poco más tranquilo porque demostraba que no era solo conmigo si no con todos. Pero en el momento de encontrarnos de nuevo con Rocío y Flavia (a quienes ni miré pero por que iba distraído y no como venganza ni nada por el estilo) se tiró en los brazos de la primera. Los celos me comían de forma irascible. Pero no eran exactamente celos. Era un dolor interno por el hecho de sentirme ignorado hasta por mi propio ahijado. Y eso duele mucho, excesivamente.
Recuerdan que les dije que me molesta ser ignorado? Bueno, por si quedaba alguna duda, hoy se confirmó al punto máximo.
Continuemos porque todavía no terminó. Llegamos a la parada del colectivo, Gustavo se va. Le agradezco por acompañarme y aguantarme y me pongo a leer, ya que no tenía nada de ganas de intentar figurar en Ignoranceland. Un perro me mira y sale corriendo justo al mismo momento que pasa el 179. En ese momento escucho reproches del tipo: Wally, no paraste el colectivo! MIERDA, ERAMOS 8. Por qué tenía que pararlo justo YO? Pasa un 247 y le digo a Pamela que no lo tomemos porque a mí no me deja bien. Ella responde que era el 7 y que nos dejaba en Rivadavia, por lo cual a ella tampoco la dejaba bién. Pasa otro, el 5 en este caso. Lo para y está a punto de subirse. Le digo que a mí no me deja. Pero insiste. Se lo repito. Y siguió insistiendo al grito de Tenés mis monedas. Para no despotricar y hacer quilombo frente a la flia me subo. Sebastián seguía sin mirarme. En el viaje ella me hacía preguntas que me hicieron dar cuenta que todo lo que yo le conté sobre Naty, Gus y APF no le pasó mucho más adentro de las orejas. Yo seguía fingiendo que leía. Es más, en un momento amenazó con pegarme por que no le gustaba mi estado. Se bajan y Pamela no me saluda. Lo peor es que recién ahí Sebastián se acordó de mí y me dijo hola.
Seguí hasta M. Paz y me vine caminando 30 cuadras casi(el 179 me dejaba a una, pero ella se empecinó en tomar el doscua). Todo el viaje estuve puteando para adentro y apretando los puños para contener la ira.
No sé que me pasa últimamente. Creo que me cansé de ser bueno y tranquilo, porque todo el camino estuve tratando con gran esfuerzo de contener mis deseos de descargar mi ira rompiendo la propiedad pública y privada. Sí. Tenía ganas de arrancar unas rejas, de revolear algún palo que se me cruzara por el camino o de recagar a trompadas a cualquier pelotudo que me dijera algo.
Lo único bueno del viaje fue que me pareció ver a esa chica de ojitos marrones que tanto me gustaba hace un par de meses aunque no se nada de ella. Pero ni siquiera era.
Así que sí, Sras y Sres. Estoy agotado. No soporto a nada ni a nadie. Me quiero ir lo más lejos posible de este lugar. Quiero volver a mi planeta o a cualquier otro lugar donde no tenga que ver nada de lo que veo ahora. Por supuesto que hay excepciones, pero en este momento me chupan un huevo todos...
Así que si alguien sabe como puedo hacer para llegar a la Atlántida, por favor que me lo diga.

Ahora me voy a la casa de ella por que tengo miedo a estar solo con el Tío Walo...

With My Hands Around You Neck/And I Think I Hate You/Until The Day I Die/I Spill My Heart For You
Until The Day I Die, Story of the Year

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